Queridos niños,
Sentaos a mi alrededor y estad quietecitos. Abrid bien vuestras orejas, que os voy a contar qué es eso de lo que están hablando tanto en la tele: eso que los mayores llaman ‘privatizar la sanidad‘. Comenzaré desde el principio.
Cuando papá y mamá (o vuestros dos papás o dos mamás) se levantan por la mañana muy tempranito para ir a trabajar, lo hacen por dos razones:
- La primera, para que todos en casa podáis comer, comprar ropa, tener el último plasma para ver la Eurocopa, ir al Aqualand o a Disneyland París si habéis sido buenos.
- La segunda, porque de ese dinero que cobran vuestro papás, una parte va a parar a algo que los mayores llaman «Estado», que es España, y sirve para pagar todo lo que existe fuera de tu casa y nos pertenece a todos disfrutarlo: las calles, las carreteras, los colegios para que seáis unos niños de futuro, la policía para detener a los malvados… y los hospitales, para que cuando estés malito o te rompas una pierna haciendo travesuras, puedan curarte.
Además, y sólo para los niños más aventajados, os voy a explicar qué es y cómo funciona la privatización de los hospitales. Voy a utilizar unas palabras más complejas, así que quien no haya captado el significado de algunas de ellas, me lo preguntáis al final de la clase.
Hay una diferencia entre lo público y lo privado. Los hospitales públicos:
- Han sido pagados por todos nosotros a través de nuestros impuestos. Incluso tú, niño, cuando has comprado chicles o palomitas en el cine, también has pagado impuestos.
- Nos pertenecen, la gestión es pública, se garantizan puestos de trabajos y el Estado no hace negocio con nosotros: da igual si estamos 5, 10 ó 30 días hospitalizados, porque no hay una empresa detrás que se enfade por estar suponiendo un sobrecoste nuestra permanencia en el centro o nuestro tratamiento.
- Han sido pagados con nuestros impuestos pero vendidos a una empresa, delegando la gestión total y absoluta en ella: contratos privados al personal médico, logístico, etc. y gestión libre del presupuesto.
- Están obligados a prestar un servicio al ciudadano, sí, pero la gestión ya no es pública, sino privada. No se garantizan los puestos de trabajos al no ser funcionarios y el hospital es, ahora sí, un negocio: cuanto más se ahorre en todo, mayor será el beneficio para el empresario.
Mientras todo esto empieza a calentarse a fuego lento en nuestro país, nuestros vecinos portugueses ya van a empezar a disfrutar de las bondades de la privatización de la sanidad. Lo suelen llamar copago, pero yo lo llamo REpago (como os dije al principio, pagar por lo YA PAGADO, dos veces).
En Portugal, desde el mes que viene (enero 2012), acudir al médico costará 5 €, e ir a Urgencias, 20 €. Morirte en la calle porque no tienes dinero en ese momento, no tiene precio. Para todo lo demás, MasterCard. Aquí tenéis el vídeo donde el ministro de Sanidad hace oficial esta medida.
¡Y ya lo dice el dicho! «Cuando las barbas de tu vecino veas cortar, pon las tuyas a remojar«. Es una vergüenza que la crisis sea la excusa para vender nuestros hospitales por 4 duros a empresas privadas. No hay derecho a que nos convirtamos en clientes, en vez de pacientes. No podemos permitirlo.
Estoy de acuerdo de modo determinante, es una infamia que se intente privatizar; como ha dicho el día de hoy Rubalcalba, ‘la sanidad no es un negocio’. Cofiemos pue, que todos los ciudadanos impidamos la negocialización de un bien común.